«La fiesta del gasto» y el acelerador. Parte II.

Cuando los monetaristas dicen que la Teoría Cuantitativa del Dinero es una explicación plausible de la inflación, como dijimos anteriormente, consideran la oferta de bienes «rígida». Es acá cuando aparece la noción de «exceso de demanda». A veces la llaman, «exceso de gasto público» o «fiesta del consumo» cuando interpelan al lector.

Ese «exceso de gasto» o «exceso de consumo», financiado con deuda o con emisión monetaria, impactaría en los precios porque suponen que los empresarios no van a invertir, sino que van a subir los precios irremediablemente. Los que creen en la reticencia inversora razonan de una manera similar. El diagnóstico es, como dijimos, equivocado. Los precios suben cuando aumentan los costos de producción, y no porque los empresarios no quieren responder a la demanda. Por el contrario, es el gasto público o el consumo popular el que acelera los procesos de crecimiento, ya que, como el empresario espera vender más en el tiempo, estará dispuesto a invertir.

Fíjense en este gráfico.

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Este es el caso argentino, desde 2002 a 2013, una serie mensual. La línea roja representa los cambios en la utilizacion de la capacidad instalada y la linea roja los cambios en el nivel de inversión. Es reconocible a simple vista que se mueven juntas. Nuestro razonamiento es sencillo. Un aumento de los componentes autónomos de la demanda agregada (por ejemplo, gasto público o exportaciones) se refleja, primero, en un aumento en la utilización de la capacidad instalada (la misma máquina y/o planta se utiliza más intensamente, a más velocidad o más horas, o una combinación de ambas), luego cuando ese aumento en la utilización ya no es suficiente para aumentar la oferta de bienes producidos, el empresario decide invertir, simplemente para no perder la porción de mercado. Cuando se pierde un cliente, es difícil recuperarlo.

En definitiva, cuando las cantidades demandadas aumentan, los empresarios aumentan las cantidades ofertadas/producidas: No aumentan los precios; si lo hacen, la competencia les comerá la porción de mercado. Más que nunca es importante volver a David Ricardo. En el Capítulo XXX dice «es el coste de producción el que debe regular en último término el precio de las cosas, y no, como se ha dicho a menudo, la proporción existente entre la oferta y la demanda«.

Pero, ¿por qué encontramos esta explicación de empresarios inflacionarios en ámbitos políticos de todos los signos? Nosotros creemos que es por la reproducción de la ideología dominante. Simplemente repitiendo la famosa ley de oferta y demanda por la cual si aumenta la demanda, aumentan los precios; y si disminuye la demanda, disminuyen los precios. Sin embargo, este razonamiento está en el corazón de la teoría neoclásica. Son aquéllos que todavía no se han podido – o no quieren – desprender del todo de esta formación (que es la que encontramos en el 99% de los cursos de economía de cualquier universidad del mundo) que no terminan de comprender el fenómeno.

No alcanza la buena voluntad sin una buena teoría.

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